miércoles, 18 de abril de 2012

La Educación Musical en la Escuela Primaria


Introducción

A partir de las lecturas vistas durante el curso de Didáctica de la Educación Artística, el presente ensayo corresponde al análisis de un tema relevante extraído de los autores abordados durante el curso.
Se busca argumentar sobre el porqué de la educación musical en la escuela primaria, defendiendo así la función complementaria de la música en las diferentes áreas del currículum. Se plantea la música como una herramienta central en la formación integral de los estudiantes.


Las distintas concepciones de la música han determinado el lugar que ésta ocupa y su consideración en el curso vital del ser humano.
 Sin embargo, al margen de lo anteriormente expuesto, tal como señala Vilar (2004) “la música es un fenómeno innato en el ser humano: está presente de forma espontánea en las primeras manifestaciones sonoras de los niños y acompaña a la humanidad en un gran número de acontecimientos de su ciclo vital”. (p.2). Indudablemente, la música es importante para cada ser humano, pese a esto, cabe preguntarse ¿Qué ocurrió con este fenómeno innato? ¿Por qué no nos preocupamos de desarrollar en el niño esa apreciación que innatamente trae? Con frecuencia nos preocupamos de desarrollar en nuestros alumnos habilidades humanistas, matemáticas y lectoras, pero ¿Basta con eso? ¿Qué utilidad tiene entonces la educación musical en el plan de estudios?
               
                Para el desarrollo integral del individuo, la música es algo fundamental. Por un lado, es un lenguaje universal que no necesita ser aprendido para sentirlo, pues, como se dijo anteriormente, está impreso en nuestra mente desde que nacemos. No obstante, lo que si se necesita es cultivar éste arte y a su vez enseñar a manejarlo desde la infancia para aprovechar los infinitos recursos y beneficios que tiene. La educación musical es importante en la escuela primaria y son indudablemente los maestros quienes deben, de alguna u otra manera, enseñar este lenguaje, enseñar a los alumnos a apreciarlo, entenderlo, sentirlo y comunicar mediante el mismo. El bebé, en función del medio musical que se le ofrezca, es capaz de dar diferentes respuestas musicales en su primer año de vida. A juicio de Zenatti (1991) la educación puede tener una clara influencia en el desarrollo musical del niño. Desde el jardín infantil y la enseñanza preescolar hasta la adolescencia, la influencia de un medio educativo ya sea pobre o rico está estrechamente relacionado con el desarrollo del individuo. Por ello, es de gran importancia, para el desarrollo musical de niños y niñas, que se cuide de este medio.

Por otra parte, según traza Casas (2001), diversos estudios han demostrado que el aprendizaje y la práctica musical en edad temprana mejora el aprendizaje de la lectura, lengua, matemáticas y rendimiento académico en general, ampliando además la imaginación y promoviendo formas de pensamiento flexible, aumentando la creatividad, a la vez que reafirman la autoconfianza y autoestima del niño, desarrollando también habilidades sociales y mejoras en el desarrollo de habilidades motoras perceptivas, así como el desarrollo psicomotriz, influyendo en el desarrollo emocional, espiritual y corporal del ser humano. Frente a lo expuesto, se puede ver claramente el beneficio que trae trabajar en la estimulación del alumno, con el fin de lograr armonizarlo en todas sus dimensiones a través de la música, teniendo en cuenta que el aprender está asociado con la sensación de competencia, agrado, felicidad. Por lo mismo, si se quiere lograr en los alumnos mejores estados anímicos y mayor autoestima, el educador debe prepararse para lograr comunicar con entusiasmo a los estudiantes el gran potencial –en cuanto a la mejora de los procesos de aprendizaje- que conlleva el aprendizaje musical.

Ahora bien, centrándonos en el plan de estudios, entre los objetivos que debe alcanzar el estudiante de educación básica al culminar el nivel se encuentra; conocer, comprender y apreciar las distintas manifestaciones de su entorno cultural, mediante la sensibilidad estética y expresión corporal; de manera tal que desarrolle la capacidad humanística y artística que le permita tener una vida integral de la vida y el mundo (Bernal y Calvo, 2000). De esta forma, la música es esencial en el desarrollo de los estudiantes que crecen en un entorno donde se le miden los logros en base a pruebas que les evalúan el conocimiento. Sin embargo, cabe señalar que se descuida un detalle: por mucho que sepa el niño/a, esto no bastará si sus conocimientos están alejados de la comprensión. Por ende, para provocar la comprensión en el niño/a, se le debe enseñar a experimentar y apreciar su entorno -capacidad que es entregada por la música- dando la posibilidad a los educandos de acercarse a la sensibilidad estética.

                Por su parte, la práctica instrumental es otro de los beneficios que demuestra la integralidad de la música, debido a los bienes que provoca en el niño/a. Tal como señala Pascual (2002) “la interpretación de instrumentos supone tocar, ver y hacer, con lo cual se realiza un feed-back inmediato entre la audición y la motricidad, con un importante refuerzo visual” (p. 265). Esta capacidad para corregirse y verificar la validez o no de los resultados de forma inmediata, trae consigo otros beneficios entre los cuales se encuentran; el desarrollo de capacidades psicomotoras y corporales, el desarrollo de la sensibilidad y el equilibrio psicológico, la agudeza auditiva, entre otros.
No obstante, a pesar de todos estos beneficios, la práctica instrumental corre algunos riesgos, puesto que no parece recomendable imponer tal aprendizaje en los niños/as, aconsejándose que sea éste quien escoja el instrumento que quiere aprender a tocar. En la escuela, si bien el piano y la flauta son los instrumentos que menos exigen a los niños/as de esta edad, si su aprendizaje se trata como una finalidad en sí misma se transformará en un  método repetitivo y poco motivador. Es por esto que es más beneficioso aprovechar los instrumentos musicales para el goce y disfrute de los niños/as en la improvisación, dado que “los instrumentos musicales son uno de los mejores recursos para trabajar la improvisación y creación en el aula: rítmica, melódica, auditiva y propiamente instrumental” (Pascual, 2002, p.288). Por esta razón, es correcto señalar que la enseñanza más adecuada a estas edades es la que aproveche la imaginación y la espontaneidad del niño/a. Lo anterior, en desmedro de la imposición de una disciplina cerrada, con el objetivo de que las clases se conviertan en una sesión de juegos con música y movimiento, y no en una tarea obligatoria.

Aun considerando este riesgo, se pueden encontrar más factores que reflejan los aportes de la enseñanza musical para la integralidad del alumno. Algunos de estos factores corresponden a la formación de entes sociales capaces de ocupar un sitio en la sociedad adulta. Lo anterior se vuelve otra responsabilidad de toda escuela y claramente la participación de actividades musicales contribuye a este objetivo, como plantea Garreston (1976) “la importancia de las habilidades individuales y el esfuerzo por cooperación en grupo, necesarios para el buen éxito de las organizaciones musicales, permite un marco social para la creación de respeto mutuo y de nuevas amistades” (p.4).

Por último, no se puede dejar de lado la relevancia que tiene el trabajo conjunto entre la educación musical y las demás áreas del currículum, con el fin de alcanzar una formación integral del alumno/a, sin esta condición todos los beneficios y aportes de la música quedarían incompletos. Tal como señala Mills (1997)

        Tenemos que pensar en los objetivos y propósitos de la enseñanza musical y en      su equilibrio, progreso y evaluación. Debemos tener en cuenta la relación que tiene la música con el resto del programa básico y el papel que juega en la vida escolar (p.24).

Como bien plantea este autor, la música debe tomar en cuenta el contexto en el que se desenvuelve el alumno/a, ya que el papel que juega la música en la vida escolar se vuelve fundamental al momento de trabajar los objetivos que con esta se busca alcanzar. Es decir, si se quiere formar alumnos completos y capaces de gozar y crear arte, si realmente se quiere que los niños/as se sientan bien y logren seguridad en otras áreas y ámbitos del aprendizaje, pues entonces los docentes deben tomar seriamente su rol y desarrollar actividades musicales a partir de un maco teórico. 

A raíz de los expuesto anteriormente, se concluye que la actividad de los profesores de Educación Musical está centrada en la enseñanza de la música para formar niños/as que desarrollen su capacidad artística como complemento de las demás áreas desarrolladas en la escuela. Como señala Pascual (2002) la inclusión adecuada de la música, se logra un funcionamiento cognitivo equilibrado entre los dos hemisferios del cerebro. Y no como se piensa comúnmente, en donde el docente debe cumplir con las eficacias en el dominio de instrumentos musicales, técnicas vocales, o en algunos casos, tener que enseñar sobre el origen y significado de las diferentes manifestaciones musicales del país y de otras partes del mundo. Aunque de todas formas, esto es fundamental y necesario en el currículum, sin embargo no es lo único que se debe enseñar, si se piensa de este modo se puede caer en el desaprovechamiento de la oportunidad de utilizar la música como una herramienta didáctica para formar en otros conocimientos, promover el desarrollo de la personalidad, autoestima o estimular para el trabajo; características propias de un alumno/a integral.



Bibliografía

-         Casas, M (2001). ¿Por qué los niños deben aprender música? Colombia Médica, 32(4)

-     Bernal, J & Calvo, M (2000). Fundamentos didácticos en las áreas curriculares. Madrid, España: Editorial Síntesis S.A

Garretson, R. (1976). La música en el plan de estudios de la escuela moderna. Prentice-Hall.  

 

-          Mills, J. (1997) La Música en la enseñanza Básica. Santiago, Chile: Editorial Andrés Bello.

-         Pascual, P (2002). Didáctica de la Música para Primaria. Madrid, España: Pearson Educación.

-        Vilar, M. (2004). Acerca de la educación musical  [Exclusivo en línea].  LEEME (Lista Europea de Música en la Educación).  Recuperado el 12 de mayo de 2011 de http://musica.rediris.es/leeme/revista/vilar04.pdf

-     Zenatti, A (1991). Aspectos del desarrollo musical del niño en la historia de la psicología del siglo XX. Revista CL&E: Comunicación, Lenguaje y educación, 9, 57-70.

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