Introducción
A partir de las lecturas vistas durante el curso de Didáctica de la
Educación Artística, el presente ensayo corresponde al análisis de un tema
relevante extraído de los autores abordados durante el curso.
Se busca argumentar sobre el porqué de la educación musical en la
escuela primaria, defendiendo así la función complementaria de la música en las
diferentes áreas del currículum. Se plantea la música como una herramienta
central en la formación integral de los estudiantes.
Las distintas concepciones de la música han determinado el lugar que
ésta ocupa y su consideración en el curso vital del ser humano.
Sin embargo, al margen de lo
anteriormente expuesto, tal como señala Vilar (2004) “la música es un fenómeno
innato en el ser humano: está presente de forma espontánea en las primeras
manifestaciones sonoras de los niños y acompaña a la humanidad en un gran
número de acontecimientos de su ciclo vital”. (p.2). Indudablemente, la música
es importante para cada ser humano, pese a esto, cabe preguntarse ¿Qué ocurrió
con este fenómeno innato? ¿Por qué no nos preocupamos de desarrollar en el niño
esa apreciación que innatamente trae? Con frecuencia nos preocupamos de
desarrollar en nuestros alumnos habilidades humanistas, matemáticas y lectoras,
pero ¿Basta con eso? ¿Qué utilidad tiene entonces la educación musical en el
plan de estudios?
Para el
desarrollo integral del individuo, la música es algo fundamental. Por
un lado, es un lenguaje universal que no necesita ser aprendido para sentirlo,
pues, como se dijo anteriormente, está impreso en nuestra mente desde que
nacemos. No obstante, lo que si se necesita es cultivar éste arte y a su vez
enseñar a manejarlo desde la infancia para aprovechar los infinitos recursos y
beneficios que tiene. La educación musical es importante
en la escuela primaria y son indudablemente los maestros quienes deben, de
alguna u otra manera, enseñar este lenguaje, enseñar a los alumnos a apreciarlo,
entenderlo, sentirlo y comunicar mediante el mismo. El bebé, en función del
medio musical que se le ofrezca, es capaz de dar diferentes respuestas
musicales en su primer año de vida. A juicio de Zenatti (1991) la educación
puede tener una clara influencia en el desarrollo musical del niño. Desde el
jardín infantil y la enseñanza preescolar hasta la adolescencia, la influencia
de un medio educativo ya sea pobre o rico está estrechamente relacionado con el
desarrollo del individuo. Por ello, es de gran importancia, para el desarrollo
musical de niños y niñas, que se cuide de este medio.
Por otra parte, según traza Casas (2001), diversos estudios han
demostrado que el aprendizaje y la práctica musical en edad temprana mejora el
aprendizaje de la lectura, lengua, matemáticas y rendimiento académico en
general, ampliando además la imaginación y promoviendo formas de pensamiento
flexible, aumentando la creatividad, a la vez que reafirman la autoconfianza y
autoestima del niño, desarrollando también habilidades sociales y mejoras en el
desarrollo de habilidades motoras perceptivas, así como el desarrollo
psicomotriz, influyendo en el desarrollo emocional, espiritual y corporal del
ser humano. Frente a lo expuesto, se puede ver claramente el beneficio que trae
trabajar en la estimulación del alumno, con el fin de lograr armonizarlo en
todas sus dimensiones a través de la música, teniendo en cuenta que el aprender
está asociado con la sensación de competencia, agrado, felicidad. Por lo mismo,
si se quiere lograr en los alumnos mejores estados anímicos y mayor autoestima,
el educador debe prepararse para lograr comunicar con entusiasmo a los
estudiantes el gran potencial –en cuanto a la mejora de los procesos de
aprendizaje- que conlleva el aprendizaje musical.
Ahora bien, centrándonos en el plan de estudios,
entre los objetivos que debe alcanzar el estudiante de educación básica al
culminar el nivel se encuentra; conocer,
comprender y apreciar las distintas manifestaciones de su entorno cultural,
mediante la sensibilidad estética y expresión
corporal; de manera tal que desarrolle la capacidad humanística y artística que
le permita tener una vida integral de la vida y el mundo (Bernal y Calvo, 2000).
De esta forma, la música es esencial en el desarrollo de los estudiantes que
crecen en un entorno donde se le miden los logros en base a pruebas que les
evalúan el conocimiento. Sin embargo, cabe señalar que se descuida un detalle:
por mucho que sepa el niño/a, esto no bastará si sus conocimientos están
alejados de la comprensión. Por ende, para provocar la comprensión en el niño/a,
se le debe enseñar a experimentar y apreciar su entorno -capacidad que es
entregada por la música- dando la posibilidad a los educandos de acercarse a la
sensibilidad estética.
Por su parte,
la práctica instrumental es otro de los beneficios que demuestra la
integralidad de la música, debido a los bienes que provoca en el niño/a. Tal como señala
Pascual (2002) “la interpretación de instrumentos supone tocar, ver y hacer,
con lo cual se realiza un feed-back inmediato entre la audición y la
motricidad, con un importante refuerzo visual” (p. 265). Esta capacidad para
corregirse y verificar la validez o no de los resultados de forma inmediata,
trae consigo otros beneficios entre los cuales se encuentran; el desarrollo de
capacidades psicomotoras y corporales, el desarrollo de la sensibilidad y el
equilibrio psicológico, la agudeza auditiva, entre otros.
No
obstante, a pesar de todos estos beneficios, la práctica instrumental corre
algunos riesgos, puesto que no parece recomendable imponer tal aprendizaje en
los niños/as, aconsejándose que sea éste quien escoja el instrumento que quiere
aprender a tocar. En la escuela, si bien el piano y la flauta son los
instrumentos que menos exigen a los niños/as de esta edad, si su aprendizaje se
trata como una finalidad en sí misma se transformará en un método repetitivo y poco motivador. Es por
esto que es más beneficioso aprovechar los instrumentos musicales para el goce
y disfrute de los niños/as en la improvisación, dado que “los instrumentos
musicales son uno de los mejores recursos para trabajar la improvisación y
creación en el aula: rítmica, melódica, auditiva y propiamente instrumental”
(Pascual, 2002, p.288). Por esta razón, es correcto señalar que la enseñanza
más adecuada a estas edades es la que aproveche la imaginación y la
espontaneidad del niño/a. Lo anterior, en desmedro de la imposición de una
disciplina cerrada, con el objetivo de que las clases se conviertan en una
sesión de juegos con música y movimiento, y no en una tarea obligatoria.
Aun
considerando este riesgo, se pueden encontrar más factores que reflejan los
aportes de la enseñanza musical para la integralidad del alumno. Algunos de
estos factores corresponden a la formación de entes sociales capaces de ocupar
un sitio en la sociedad adulta. Lo anterior se vuelve otra responsabilidad de
toda escuela y claramente la participación de actividades musicales contribuye
a este objetivo, como plantea Garreston (1976) “la importancia de las
habilidades individuales y el esfuerzo por cooperación en grupo, necesarios
para el buen éxito de las organizaciones musicales, permite un marco social
para la creación de respeto mutuo y de nuevas amistades” (p.4).
Por
último, no se puede dejar de lado la relevancia que tiene el trabajo conjunto
entre la educación musical y las demás áreas del currículum, con el fin de
alcanzar una formación integral del alumno/a, sin esta condición todos los
beneficios y aportes de la música quedarían incompletos. Tal como señala Mills
(1997)
Tenemos que pensar en los objetivos y
propósitos de la enseñanza musical y en
su equilibrio, progreso y evaluación. Debemos tener en cuenta la
relación que tiene la música con el resto del programa básico y el papel que
juega en la vida escolar (p.24).
Como
bien plantea este autor, la música debe tomar en cuenta el contexto en el que
se desenvuelve el alumno/a, ya que el papel que juega la música en la vida
escolar se vuelve fundamental al momento de trabajar los objetivos que con esta
se busca alcanzar. Es decir, si se quiere formar alumnos completos y capaces de
gozar y crear arte, si realmente se quiere que los niños/as se sientan bien y
logren seguridad en otras áreas y ámbitos del aprendizaje, pues entonces los
docentes deben tomar seriamente su rol y desarrollar actividades musicales a
partir de un maco teórico.
A
raíz de los expuesto anteriormente, se concluye que la actividad de los profesores de Educación Musical está centrada en la enseñanza de la música para formar niños/as que desarrollen su capacidad artística como
complemento de las demás áreas desarrolladas en la escuela. Como señala Pascual
(2002) la inclusión adecuada de la música, se logra un funcionamiento cognitivo
equilibrado entre los dos hemisferios del cerebro. Y no como se piensa comúnmente, en donde el
docente debe cumplir con las eficacias en el dominio de instrumentos
musicales, técnicas vocales, o en
algunos casos, tener que enseñar sobre el origen y significado de las
diferentes manifestaciones musicales del país y de otras partes del mundo. Aunque
de todas formas, esto es fundamental y necesario en el currículum, sin embargo
no es lo único que se debe enseñar, si se piensa de este modo se puede caer en el desaprovechamiento de la
oportunidad de utilizar la música como una herramienta didáctica para formar en otros conocimientos, promover el desarrollo de la personalidad, autoestima o estimular para el trabajo; características propias de un alumno/a integral.
Bibliografía
- Casas, M
(2001). ¿Por qué los niños deben aprender música? Colombia Médica, 32(4)
- Bernal, J
& Calvo, M (2000). Fundamentos
didácticos en las áreas curriculares. Madrid, España: Editorial Síntesis
S.A
Garretson, R. (1976). La música en el plan de estudios de la escuela moderna. Prentice-Hall.
-
Mills, J.
(1997) La Música en la enseñanza Básica. Santiago, Chile: Editorial Andrés Bello.
- Pascual, P (2002). Didáctica de la
Música para Primaria. Madrid, España:
Pearson Educación.
- Vilar, M. (2004). Acerca de la educación musical [Exclusivo en línea]. LEEME (Lista
Europea de Música en la Educación). Recuperado
el 12 de mayo de 2011 de http://musica.rediris.es/leeme/revista/vilar04.pdf
- Zenatti, A (1991). Aspectos del desarrollo musical del
niño en la historia de la psicología del siglo XX. Revista CL&E: Comunicación, Lenguaje y educación, 9, 57-70.
No hay comentarios:
Publicar un comentario